La Tradición
Vinícola Menorquina
Y durante el siglo XVIII llegó su máximo esplendor. A partir de la ocupación de la isla por Gran Bretaña, en 1708, la población incrementó, y este hecho sumado a que todas las naves inglesas realizaban sus aprovisionamientos en el Puerto de Mahón, la producción de los caldos menorquines se vio aumentada, y por ende, la extensión de cultivo de la viña hasta alcanzar las 1.300 hectáreas.
La producción fue en aumento e incluso se llegaron a realizar exportaciones del vino de la isla. El vino se guardaba en “botes” de madera de roble o castaño, y la principal medida con la que se vendía era el “mig quarter”, 3,5 litros.
Esta medida se forraba de esparto o con un entramado de caña agrietada.
A pesar de la reducción de habitantes y del comercio marítimo en el Puerto de Mahón, la viticultura siguió siendo una actividad importante.
A lo largo de estos últimos años, se ha vuelto a apostar por la industria: se han plantado cepas, han aparecido diversas explotaciones vitícolas y varias nuevas bodegas. No cabe duda de la aptitud de la isla para el cultivo de la vid. El futuro es prometedor y los caldos menorquines son altamente reconocidos.
En el año 2002, alcanzó el sello de calidad “VI de la Terra Illa de Menorca” una indicación geográfica protegida que atestigua la calidad y la procedencia de sus vinos.
¡Bebamos Menorca!
BEDFOR TIP
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