LA SENSACIÓN DE HACER VIVIR
EXPERIENCIAS PERSONALIZADAS
Siempre me ha importado mucho la atención al detalle, y creo que eso ha sido el primer y mayor punto de complicidad entre Cristine y yo.
La sensación de hacer vivir experiencias personalizadas a los demás y cuidar de nuestros huéspedes ha sido un gran valor para ir de la mano durante este camino.
Tiempo atrás, soñaba con encontrar un lugar donde poder acabar de ser yo mismo y eso significaba salir de los parámetros de hoteles más grandes y poder centrarme en otro concepto: los hoteles boutique, donde poder conectar con los clientes y vivir la experiencia más de cerca.
Fue una grata sorpresa conocer el proyecto de Cristine Bedfor, el cual se iba a convertir en mi hogar en Menorca, y en la ciudad que me ha visto crecer, Mahón. Desde hace unos años, Mahón, está viviendo un cambio muy positivo, en gran parte por proyectos tan especiales como el de Cristine Bedfor.
Cuando empecé, probablemente nunca me imaginé que iba a disfrutar tanto de mi trabajo y lo que iba a suponer para mi persona. Del crecimiento profesional y personal, y el haber conocido a gente tan maravillosa en el camino, creando relaciones duraderas y de gran valor.
Poder trabajar en la primera casa de huéspedes de Cristine, decorada por el mismo Lorenzo Castillo, me hace sentir un privilegiado. Por eso, cada día intento transmitir esa alegría tanto al resto del equipo como a nuestros invitados. Afortunado porque en el camino a encontrar el summum de las experiencias, lo hago acompañado de los mejores profesionales
Cristine Bedfor tiene un gran valor humano, más del que se ve a simple vista, ya que en este proyecto son muchas personas las que aportan su granito de arena. Con ellas y de ellas, aprendo y disfruto.
Siempre he pensado que cuando llegas a un destino conocido o no, tienes el riesgo de que algún factor altere y rompa tu experiencia. Por eso, le damos tanta importancia desde el primer momento en asistir y gestionar las visitas, reservas y experiencias para así poder encontrar la mayor excelencia.
Uno de nuestros objetivos es poder desestacionalizar Menorca y conseguir una mayor estabilidad en todos los ámbitos, ya que Menorca es bonita en todas sus estaciones.Para mí, el plan perfecto de un día por la isla de Menorca es:
Madrugar y pasear por el puerto de Mahón: el segundo puerto natural más grande del mundo.
Desayunar en el mismo puerto, en Calucha, uno de sus famosos bocadillos de tortilla acompañado de mi querido teckel, Scooby, que también recibe a todas las mascotas que nos visitan en el hotel.
Seguir el día en moto recorriendo alguno de sus antiguos caminos, hasta llegar al sureste de la isla y poder bañarme en cualquiera de sus maravillosas calas de agua cristalina, para mí, la más especial es la Cala de Biniparratx, que, para acceder a ella debes bajar un pequeño sendero con sus vistas como premio al llegar.
Disfrutar de un almuerzo en el Club Náutico de Binissafuller, acercarme al Faro de Cavalleria, para ver el atardecer, y acabar el día cenando en el restaurante de mis amigos Anna y Pepe, en el centro histórico de Mahón.
Y días así son los que a Cristine, a nuestro equipo y a mi nos gusta tanto organizar, para que no falte ningún detalle en cualquiera de las experiencias de nuestros invitados.
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