LA COMUNICACIÓN GRÁFICA
Y EL VALOR DEL DISEÑO
El valor añadido que el diseño aporta a todo tipo de marcas y productos.
La comunicación gráfica nos ha acompañado durante toda nuestra historia: pinturas rupestres, símbolos, escritura,… pero, aunque todo esto esté relacionado y haya contribuido a la historia del diseño gráfico, es muy difícil elegir una fecha en la que el diseño aparece tal y como lo concebimos ahora.
Vivimos un momento en el que el diseño es todo. El diseño está metido en todos los resquicios de nuestra vida, en todos los productos “cada producto tienen su personalidad y alma”.
Y aunque las nuevas generaciones han sido criadas con una cultura visual, teniendo el diseño completamente integrado y grabado, los que nos dedicamos al mundo del diseño en España le debemos mucho a un grupo de personas que, prácticamente sin referentes y sin las herramientas informáticas de las que hoy disponemos, fueron capaces de proyectar imágenes de una enorme potencia visual por encima de modas o tendencias y con unos medios técnicos muy rudimentarios. Dejándonos un legado impagable nacido del cartelismo turístico.
A partir de los años 30 en España, los dibujantes que destacaban solían ser fichados para firmas comerciales y así, al pasar por el mundo de la publicidad, convirtiendo en icónicas marcas como la botella de Tío Pepe (Luis Pérez Solero en 1935 para González-Byass), el toro de Osborne (Manolo Prieto en 1960), la creación de marcas Renfe y Correos (desarrolladas por José María Cruz Novillo en los 60) o el símbolo de “once” (Alberto Corazon). Es así, con estos profesionales poniendo imagen a los productos, como la publicidad de aquellos años se ha convertido en patrimonio cultural.
Que levante la mano quien no conozca al Toro de Osborne. ¿Nadie? Así es, el que muchos llaman ‘el toro de la carretera’
Que levante la mano quien no conozca al Toro de Osborne. ¿Nadie? Así es, el que muchos llaman ‘el toro de la carretera’
Un buen proyecto radica en un buen concepto y, por supuesto, un buen cliente. Cristine Bedfor para mí ha sido una experiencia en todos los niveles. Construir la marca no ha sido sólo el nombre de un producto o conseguir un grupo de clientes fieles. Construir una marca es escuchar las necesidades del mercado, entenderlas y responder a ellas con unas buenas dosis de intuición, trabajo, creatividad y paciencia que junto todo el equipo de Cristine Bedfor ha sido un reto inolvidable.
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